Esta pandemia nos ha cambiado la vida para siempre. Las sucesivas restricciones para combatirla nos han sumido en una crisis económica y social como no habíamos conocido antes.
El ocio nocturno cerrado, la hostelería con serias limitaciones horarias, el turismo en estado de letargo y la cultura sin espectáculos ni eventos que ofrecer... Todo falla en un sistema de consumo donde el comercio es un importante eslabón que también sufre con estas restricciones. Y tampoco ayuda la destrucción de empleo que ha definido a esta crisis, que hace vulnerables cada día a más personas y aleja el consumo de entre las prioridades de cada uno más allá de lo esencial. Mención aparte merece el doble rasero que siempre se ha aplicado a las grandes superficies comerciales para que el impacto sea menos en ellas.
Abrimos menos horas y por lo tanto facturamos y ganamos muchos menos, pero tenemos que seguir afrontando el pago de nuestros gastos fijos, de los alquileres de nuestros locales y de todo tipo de impuestos para intentar salir adelante. Aunque sea tirando de préstamos.Y para colmo, cuanto más pequeña es la empresa, ya de los autónomos ni hablamos, más difícil es acceder a las pocas ayudas planteadas por las distintas administraciones. Además, cuanto menos saneada sea la situación económica de cada negocio también es más complicado acceder a según que ayudas, cuando lo lógico es que sean para los que más las necesitan.
La situación ha cambiado drásticamente y por eso es necesario que las distintas administraciones, todas ellas, adopten medidas igual de drásticas. Hablamos de líneas de subvenciones directas, de ayudas más pegadas a la realidad y a las necesidades del sector y de bonificaciones y exenciones fiscales temporales que nos ayuden a capear el temporal. Y también hablamos de acciones encaminadas a fomentar y reactivar el consumo y a recuperar la confianza en un comercio seguro y comprometido con los protocolos y las medidas contra la Covid-19. Las administraciones tienen nuestro compromiso. Pero no pueden dejarnos solos, porque deben quedar comercios a los que volver cuando todo regrese a la normalidad. Comercios cuya labor será imprescindible para crear empleo y reforzar la actividad económica. Para que todos salgamos adelante.